miércoles, 23 de enero de 2008

GUADALUPE, EL PERU Y LA HAYA...

Desde su fundación en noviembre de 1840 el Colegio Guadalupe tuvo siempre
tres fundamentales principios doctrinales: la libertad, la justicia y la defensa de los
sagrados intereses de la patria. Por estos principios Guadalupe se convierte en foco de peruanidad; pero
tambièn sufre la persecución de la clase gobernante, una clase dominante y conservadora que no quiere perder
sus privilegios muchas veces conseguidos por la corrupción.

Por la férrea defensa de sus ideales, Guadalupe es "castigado". En 1854 el corrupto gobierno de Rufino
Echenique persigue a Guadalupe y lo clausura; en 1860 Ramón Castilla, en su segundo gobierno,
hace la vida imposible a Guadalupe y destierra a su más insigne representante, el doctor José Gálvez
Egúsquiza, quien en la revolución liberal de 1854 había sido su principal ideólogo y colaborador. Y es que
José Gálvez combatió cerradamente a Castilla porque éste disolvió la Convención Nacional que en 1856
aprobó la constitución liberal, la misma que fue derogada por Castilla en 1860 para reemplazarla
por una nueva carta magna conservadora.

Castilla que llegó al poder gracias a la corriente liberal, fue, sin embargo en su segundo gobierno, "envuelto"
por esa clase dominante y privilegiada que sólo, como ahora en pleno siglo XXI, defiende sólo sus intereses y no los
del Perú.

En 1864 tras la firma del lesivo Tratado Vivanco-Pareja en el conflicto con España, son los guadalupanos,
con José Gálvez a la cabeza, que ya había vuelto al Perú, tras el destierro sufrido, los que alzan su voz de
protesta y denuncian la suscripción de ese tratado por atentar contra los intereses y la dignidad del Perú. Gávez es
nuevamente desterrado y Guadalupe sufre tra vez los embates del régimen. El débil gobierno de Pezet cae, vuelve
José Gálvez. El Perú desconoce el Tratado Vivanco -Pareja y estalla el conflicto con España que tiene su punto culminante
en el glorioso Combate del 2 de Mayo de 1866 en la cual José Gálvez se inmola en la Torre de La Merced y en la
que también una legión de guadalaupanos, entre alumnos y exalumnos, participa heroicamente.

En la infausta guerra del Pacífico, son decenas de guadalupanos los que se enrolan en el ejército peruano, como
reservistas o como voluntarios; en el conflicto de 1942 con Ecuador muchos guadalupanos marchan al frente de batalla
en defensa de los sagrados intereses del Perú. Y así, cada vez que que ha estado en riesgo la libertad y la soberanía
territorial de nuestro Perú, ahí ha estado y estará por siempre el Guadalupano defendiendo lo que es nuestro, defendiendo
el legado de nuestros antepasados y de quienes derramaron su sangre por esta nuestra tierra bendita.

Y hoy como ayer, los guadalupanos todos, al margen de nuestras naturales discrepancias, somos un solo puño
para defender el pedazo de mar que nos quiere arrebatar Chile. Por ello debemos respaldar sin condiciones la iniciativa del
gobierno de acudir en denuncia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para que ese territorio marino usurpado
le sea restituido al Perú.

¡ Viva el Perú ! ¡ Viva Guadalupe!

carlos marroquín
G-65
Después de treinta y dos años sigue vigente la acertada reflexión del profesor Miguel Huamán. Para una inmensa mayoría el Colegio Guadalupe es una enorme edificación que contiene ecos sordos de un pasado que no se alcanza a entender plenamente y al que se acude citando algunos nombres de las personalidades sobresalientes. Como dice el himno guadalupano: “Héroes y hombres de valor que en el arte, en la ciencia, en la guerra destacaron con gran pundonor.” Cada época tiene sus mitos y si no los encuentra fácilmente lo resuelve inventando los suyos. Como dice José Hercilla Trilla (poeta español)

"Si el pasado se fue y hoy es tan sólo
un recuerdo sutil y evanescente,
y el futuro es azar y contingencia,
evidente resulta que ninguno
de ambos tiempos, -pretérito y futuro-,
nada son, pues ya fueron o no han sido
y no pueden en cuenta ser tomados
para intentar saber qué cosa es vida;
y si acaso entendiéramos que fuera
aquello que ahora mismo nos sucede,
lo que está sucediendo en este instante,
forzados nos veríamos entonces
a concluir que no existe la vida,
pues el punto de encuentro de dos nadas
-pretérito y futuro-, no parece
que pueda ser gran cosa, salvo un sueño”

De las conversaciones con los jóvenes estudiantes guadalupanos, de este siglo que empieza, puedo afirmar que están en una búsqueda de una identidad muy "a su manera". Se ha fijado en la variedad de uniformes que hay en el colegio? Los diferentes modelos de casacas, chompas y buzos al gusto del grupo. Hay aulas en las que usan corbatas de color guinda; en otras usan corbatas de un rojo encendido. Y ni hablar de los logotipos que diseñan para adornar su hi5, Space, Badoo entre tantas opciones que tienen hoy en día para expresarse en el ciberespacio. Las constantes son la C junto con la G en celestes de todos los tonos. Tienen más que antes una obsesión por dejar huellas o marcas gráficas de su paso, para hacerlo recurren a los íconos del reggaeton. Pronto descubrirán que toda esa parafernalia es producto válido para su tiempo. Casi sin darse cuenta serán desplazados por nuevas formas de vivir la guadalupanidad.

“El presente no existe, ni ha existido,
ni existirá jamás, puesto que sólo
es el punto de encuentro en que se escinden
el pasado que fue, del que sabemos
que se llevó consigo buena parte
de lo que ya no somos, -pero fuimos-,
y ese futuro incierto y contingente,
verdadero señor de nuestras vidas,
aquél que condiciona nuestros actos
-no obstante su evidente contingencia-
tendentes a dejar asegurado
ese tiempo borroso, al que tememos
arribar sin tener ese mañana
firmemente sujeto en nuestras manos.”

Existe el grupo de los que asumen que son los auténticos guadalupanos porque están en la escolta y para hacer visible su condición no tienen reparos en adquirir impensables aditamentos asociados con el mundo castrense. Para observar ello basta con echar una mirada a la sala de la escolta y el corredor en el que se exhiben algunas placas y recuerdos de fierro.

Los maestros tenemos el deber de contribuir a la renovación y a la búsqueda de paradigmas de guadalupanidad, en esa labor el discurso debe ser breve, harta la reflexión y permanente la acción.

Somos decenas de miles los ex alumnos guadalupanos con igual número de formas de sentir y asumir la esencia de ser Guadalupano. Pienso que no asumimos al máximo nuestra identidad, me atrevería a afirmar que expectamos la guadalupanidad, esto se expresa en el bajo compromiso en acciones concretas en favor del Colegio Edifico, del Colegio y su Intangible.

La existencia de foros como este contribuyen romper los muros de la indiferencia. Ya llegarán los momentos en los que las obras sucederán a las palabras.

“La vida, en realidad, no es otra cosa
que una continua espera expectativa
delante de un telón, en el que pasan
veloces las secuencias, sin retorno,
y donde algunas veces, casualmente,
tenemos la ocasión de contemplarnos
en un infinitésimo momento,
para dejar de ser acto seguido,
sin tener, además, clara constancia
de si siguen contando con nosotros
como actores de bulto en el rodaje,
o van a rescindirnos el contrato,
con lo que se acabó nuestra presencia
en esa panorámica pantalla,
emblema de un futuro que no existe”.

Cito un párrafo del documento “La Desmitologización de Guadalupe” que debe convocarnos más:
“El mito Guadalupe, la pontificación falsa de su infraestructura destartalada, la carencia de ambientes educativos adecuados frena la ayuda real, que estamos seguros que el Estado y los exalumnos guadalupanos podrían prestarnos para que en tarea común y participatoria mejoremos sus servicios e instalaciones para ponerlas a tono con el marco sustantivo de la reforma”.

Que este año nos permita afirmar nuestra actitud y capacidad para construir comunidad.

Con afecto,

Prof. Véliz Alberco Cuya
Promoción 1981

sábado, 6 de octubre de 2007

El legado de un gran maestro...

Mediados del año 1964. En la ciudad de Chiclayo se iba a realizar un congreso extraordinario de la Asociación de Periodistas Escolares del Perú (APEP), cuyo nacimiento y usina de principios estaba en Guadalupe.

Todo estaba listo para la partida de la delegación guadalupana. El director del colegio Dr. CarlosClavo Rivera nos convocó a su despacho para desearnos los mejores éxitos. "Jóvenes alumnos, llevan ustedesla representació n de Guadalupe, y como tal les invoco cordura y respeto en su misión; pero al mismo tiempoexpongan sus ideas con libertad y claridad... Recuerden siempre los ideales de Guadalupe", nos dijo.

Lamentablemente el congreso no se realizó porque en los días previos se habían producido serios incidentes presuntamente promovidos por un partido político para hacer abortar la reunón estudiantil. El gobierno declaro el estado de emergencia en Chiclayo. Sí, ideales de Guadalupe: la libertad de exponer el pensamiento como una manera intríseca deavanzar hacia el futuro, de buscar los caminos para que nuestro querido Perú sea grande y soberano. Este fue el mensaje del maestro Carlos Clavo, quien durante su gestión al frente del primer colegio nacional de la república promovió y apoyó el libre juego de las ideas, pero siempre con marcado respeto. Promovió y dio todo su apoyo a las actividades extra-curriculares: clubes de periodismo, de arte, de ciencias, de ajedrez, de teatro; la banda de música, la orquesta guadalupana, la sinfónica guadalupana, el coro, etc., cuyas exitosas actividades fueron llevadas a otros colegios de Lima y provincias.

Asimismo, durante su gestión directoral, se organizó en 1965 el Primer Campeonato Sudamericano deFútbol Escolar con la participación de los primeros colegios nacionales de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Paraguay. Guadalupe campeonó. También en noviembre de 1965 y mediante bula papal se coronó a la Virgen de Guadalupe como la Patrona de la Juventud Estudiantil del Perú. Y con motivo del 125º aniversario de Guadalupe se realizó el más grande desfile de promocionesque se conozca. El Perú, por estos días, vivió pendiente de las acciones de Guadalupe. Y el principal impulsor de estas efemérides cumbres fue nada menos que el maestro Carlos ClavoRivera. Guadalupe estaba nuevamente en el cénit de la gloria como en los años aurorales.

Pero también hay que mencionar su inconmensurable dignidad. La dictadura militar que gobernó el Perú entre 1968 y mediados de 1980 lo trató mal. Clavo se opuso a que el internado sea clausurado y al desmantelamiento paulatino del plantel. El gobierno le propuso un alto cargo en el aparato estatal. El maestro rechazó el ofrecimiento por venir un un régimen no democrático. Entonces, y como "castigo", lo sacan de Guadalupe y lo nombran director de la GUE "Pedro A. Labarthe", en donde cumplió una excelnte gestión. Carlos Clavo Rivera no sólo fue un extraordinario maestro, sino también amigo de los jóvenes y padre ejemplar. Su nombre está a la altura de los grandes maestros guadalupanos como los hermanos Pdroy José Gálvez, Sebastián Lorente, José Matías Manzanilla, Horacio Urteaga, Pedro A. Labarthe, José Antonio Godoy,Carlos Cueto Fernandini, Jorge Basadre, Augusto Salazar Bondy, Evaristo San Cristóbal, Pedro Coronado Arrascue Cesáreao Chacaltana, César Vallejo, Ciro Alegría, José María Arguedas, Daniel Alcides Carrion, Jose Abelardo Quiñones y otros notables forjadores de juventudes guadalupanas. Este es el legado que nos deja el maestro Carlos Clavo. Sigamos su camino.

Ccarlos Marroquín
G-65

lunes, 9 de julio de 2007

¿CUANDO SE JODIO LIMA?, por Alberto Mosquera Moquillaza

Amigos: En México, su tierra natal, acaba de fallecer Antonio Aguilar, uno de los grandes del cine y la canción mexicana. Su desaparición enluta a ese pueblo hermano, del cual fue uno de sus hijos predilectos, al lado de Pedro Infante, Jorge Negrete, Miguel Aceves Mejía, Flor Silvestre . esposa de Antonio- José Alfredo Jimenez, Rosita y Elvira Quintana, entre otros exponentes de la época de oro del cine azteca. Para los amantes actuales de la canción o del cine mexicano, el nombre de Antonio - o de Tony - como popularmente se le conocía, no tiene mayor significado, pero para quienes desde el cuartel primero de la vieja Lima fuimos sus seguidores, la figura del malogrado artista formó y seguirá formando parte de nuestro imaginario. Eran los tiempos de los pantalones cortos, de la vigencia plena de los cines Astral, en el jirón Ica; Iris y Columbia, en lo que fue el jirón Arequipa - hoy Emancipación- , por donde vivía el bardo Rafael Matallana; y Colonial, a dos cuadras de la Plaza 2 de Mayo, en la avenida del mismo nombre. El cine La Mutua, en el jirón Huancavelica - por ahí reside el bolerista Pedrito Otiniano - había desaparecido, y si uno se aventuraba más allá de la avenida Tacna, en el Jirón Rufino Torrico, al lado del celebérrimo bar La Gruta, estaba el Cine Alfa. Esas salas ya no existen, la pica de la modernidad se las ha llevado de encuentro. Si la memoria no me es
infiel, en esos cines, a excepción del Alfa, reinó Tony Aguilar, al igual que las luminarias arriba mencionadas. Las matinés eran de balazos, botellazos, carcajadas limpias, o de romances virginales, donde los charros eran las estrellas, y sus canciones el pan de cada día: campeaba el currucucú paloma. Pero también nos quebraban el alma las historias del cine urbano, aunque la risa volvía a enseñorearse con Resortes, Clavillazo, Tin Tan o el genial
Cantinflas. Las exhibiciones del cine vespertino o nocturno estaban hechas para los mayores de 21 años. Arturo de Córdova o Pedro Armendariz eran los galanes de moda, cuando no Jorge Mistral. Y en esas películas también se cantaba, se bailaba y se tomaba. Tríos como Los Panchos o los Tres Diamantes, o célebres bailarinas como Tongolele o Amalia Aguilar, deben su fama a esa época de oro.
Corrían los años 50 y Lima, y Lima, en verdad, era una aldea. La radio era el medio de comunicación por excelencia, y todo se paralizaba cuando llegaba la hora de escuchar El derecho de nacer, una radionovela de origen cubano que puso de vuelta y media a la feligresía de entonces. A tanto llegó la cosa que los "malos" de la novela, representados por actores locales eran abucheados por las
calles limeñas. No faltaba más, cómo podían ser tan malvados con Albertito Limonta. Al referirse a esos años, mi abuela, una matrona tarapaqueña, solía decir que en esos tiempos los perros todavía se amarraban con salchicha. Parafraseando una vez más a Mario Vargas Llosa, y aunque resulte trillado, bien vale la pena preguntarnos: ¿Cuándo se jodió Lima? La respuesta la
tienen ustedes. Mientras tanto siga usted cantando Tony, siga haciéndonos recordar las matinés de nuestros años mozos, de repente nos animamos a despacharnos unos corridos, de esos que nos deslumbraron en la Lima que se fue.

Desde Puente Piedra,
PARA TODOS LOS GUADALUPANOS

Si el Ministro de Educación, todo el Poder Ejecutivo y el Parlamento; tuvieran un claro sentimiento patriótico, entenderían porqué GUADALUPE ES ANTORCHA DE PERUANIDAD, entenderían que la Patria se construye fomentando y practicando valores, entenderían que la grandeza del Perú se labra más que con riquezas materiales, con la riqueza espiritual de su juventud y su pueblo, entenderían que el sacrificio por la Patria, en el crisol del heroísmo, es lección eterna e inmarcesible, cuyo olvido es un pecado mortal que no perdonan los ángeles de la justicia histórica, entenderían que SER ANTORCHA DE PERUANIDAD no es un título honorífico y protocolario, sino la plasmación sacrosanta, en más de un siglo de existencia, de los supremos ideales de la NACION PERUANA, con una diáfana y pura vocación de servicio irrevocable.

GUADALUPE, señores gobernantes, es el faro que señaló, por más de una centuria, cual es el verdadero norte de la educación nacional.

GUADALUPE,señores gobernantes, con todo el abandono y la incuria de que es víctima, palpita en el corazón del pueblo peruano, porque el pueblo no olvida, ni olvidará jamás que los guadalupanos entregaron su juventud y su vida por defender la dignidad y el honor de la Patria.

Nadie puede olvidar, salvo los ignorantes de la historia del Perú, el sacrificio del niño Manuel Fernando Bonilla y miles de guadalupanos en la batalla de Miraflores, el heroico sacrificio del niño Julio Escobar en la batalla de San Juan, la espartana actitud del coronel Leoncio Prado en la batalla de Huamachuco, la prístina y patriótica conducta de Cesareo Chacaltana en la defensa de Tacna y Arica, la hazaña de Diego Ferré, Enrique Palacios,Melitó nCarvajal y Carlos de los Heros en el legendario Huáscar, la indomable decisión de José Galvez en la torre de La Merced durante el combate del Dos de Mayo de 1866, el invalorable aporte de Santiago Antúnez de Mayolo en la portentosa obra de la central hidroeléctrica del Mantaro, el profundo amor de Julio César Tello, arqueólogo mundial, por descubrir las culturas milenarias del Perú, la fiebre peruanista de Federico Kauffman Doig y Mario Samamé Boggio, el sacrificio del martir de la medicina peruana Daniel Alcides Carrión, el renombre en la pintura de Daniel Hernández, la vocación histórica de Jorge Basadre, el verbo poético de Enrique López Albújar y José Gálvez Barrenechea, la música inmortal de Felipe Pinglo Alva, la pluma cautivante de Abraham Valdelomar, los aportes científicos de Carlos Monge y Federico Villarreal,el arrojo de José Abelardo Quiñones, en la guerra con el Ecuador. Todos son glorias del Perú de siempre. Todos fueron los muchachos que, de los distintosrincones del país, sentían el ferviente deseo de estudiar en Guadalupe. En Guadalupe donde hermanaron y comprendieron que el destino del Perú era buscar el camino de la unidad y no de la separación, ni el odio.

GUADALUPE, señores gobernantes, renacerá de sus cenizas como el ave fenix, porque su vida,su grandeza y su orguillo está en la mística y la hermandad de miles y miles de guadalupanos que en el Perú y en el mundo entero dejarán hasta la última gota de su sangre porque GUADALUPE siga siendo el timonel de la Educación Nacional para beneficio de la Patria y de todos los peruanos.

GERMAN LIZARZABURU GUTIERREZ. G52

lunes, 21 de mayo de 2007

Pierola y el Guadalupe

Durante la ceremonia oficial de colocación de la primera
piedra del actual local del Colegio Guadalupe ocurrida el
domingo 27 de agosto de 1889, el entonces presidente
de la república Nicolás de Piérola pronunció un vibrante
discurso. Dijo lo siguiente:

"...la inauguración de éste (del Colegio Guadalupe), en
perspectiva, hermoso edificio, será para los hombres de
ciencia un plantel que facilitará ampliamente la enseñanza
nacional. Para la generalidad, será quizá más tarde un
edificio de belleza arquitectónica, pero su significación
es más amplia, pues establece la solidaridad del pueblo
peruano. Este edificio es el lazo entre el Perú de ayer,
de hoy y del que será mañana..."

Piérola aborda dos puntos cruciales en la vida de Guadalupe.
A saber: Cuando se refiere "para los hombres de ciencia" está
reafirmando la gran importancia de Guadalupe en la formación
académica y práctica de jóvenes que han de dedicar su vida
a la forja de un Perú moderno en la rama de las ciencias.
Luego, al referirse a "la solidaridad del pueblo peruano", Piérola,
como jefe de Estado, testimonia el reconocimiento de todos
los peruanos a la histórica misión de Guadalupe en la forja
de la república, a su entrega en el Combate del 2 de Mayo de
1866 y en la infausta guerra con Chile.

carlos marroquín
G-65

martes, 15 de mayo de 2007

Tecnología incaica: How the Inca Leapt Canyons


May 8, 2007

How the Inca Leapt Canyons

By JOHN NOBLE WILFORD



CAMBRIDGE, Mass. — Conquistadors from Spain came, they saw and they
were astonished. They had never seen anything in Europe like the
bridges of Peru. Chroniclers wrote that the Spanish soldiers stood
in awe and fear before the spans of braided fiber cables suspended
across deep gorges in the Andes, narrow walkways sagging and swaying
and looking so frail.

Yet the suspension bridges were familiar and vital links in the vast
empire of the Inca, as they had been to Andean cultures for hundreds
of years before the arrival of the Spanish in 1532. The people had
not developed the stone arch or wheeled vehicles, but they were
accomplished in the use of natural fibers for textiles, boats, sling
weapons — even keeping inventories by a prewriting system of knots.

So bridges made of fiber ropes, some as thick as a man's torso, were
the technological solution to the problem of road building in rugged
terrain. By some estimates, at least 200 such suspension bridges
spanned river gorges in the 16th century. One of the last of these,
over the Apurimac River, inspired Thornton Wilder's novel "The
Bridge of San Luis Rey."

Although scholars have studied the Inca road system's importance in
forging and controlling the pre-Columbian empire, John A.Ochsendorf
of the Massachusetts Institute of Technology here said, "Historians
and archaeologists have neglected the role of bridges."

Dr. Ochsendorf's research on Inca suspension bridges, begun while he
was an undergraduate at Cornell University, illustrates an
engineering university's approach to archaeology, combining
materials science and experimentation with the traditional fieldwork
of observing and dating artifacts. Other universities conduct
research in archaeological materials, but it has long been a
specialty at M.I.T.

Students here are introduced to the multidisciplinary investigation
of ancient technologies as applied in transforming resources into
cultural hallmarks from household pottery to grand pyramids. In a
course called "materials in human experience," students are making a
60-foot-long fiber bridge in the Peruvian style. On Saturday, they
plan to stretch the bridge across a dry basin between two campus
buildings.

In recent years, M.I.T. archaeologists and scientists have joined
forces in studies of early Peruvian ceramics, balsa rafts and metal
alloys; Egyptian glass and Roman concrete; and also the casting of
bronze bells in Mexico. They discovered that Ecuadoreans, traveling
by sea, introduced metallurgy to western Mexico. They even found how
Mexicans added bits of morning-glory plants, which contain sulfur,
in processing natural rubber into bouncing balls.

"Mexicans discovered vulcanization 3,500 years before Goodyear,"
said Dorothy Hosler, an M.I.T. professor of archaeology and ancient
technology. "The Spanish had never seen anything that bounced like
the rubber balls of Mexico."

Heather Lechtman, an archaeologist of ancient technology who helped
develop the M.I.T. program, said that in learning "how objects were
made, what they were made of and how they were used, we see people
making decisions at various stages, and the choices involve
engineering as well as culture."

From this perspective, she said, the choices are not always based
only on what works well, but also are guided by ideological and
aesthetic criteria. In the casting of early Mexican bells, attention
was given to their ringing tone and their color; an unusually large
amount of arsenic was added to copper to make the bronze shine like
silver.

"If people use materials in different ways in different societies,
that tells you something about those people," Professor Lechtman
said.

In the case of the Peruvian bridges, the builders relied on a
technology well suited to the problem and their resources. The
Spanish themselves demonstrated how appropriate the Peruvian
technique was.

Dr. Ochsendorf, a specialist in early architecture and engineering,
said the colonial government tried many times to erect European arch
bridges across the canyons, and each attempt ended in fiasco until
iron and steel were applied to bridge building. The Peruvians,
knowing nothing of the arch or iron metallurgy, instead relied on
what they knew best, fibers from cotton, grasses and saplings, and
llama and alpaca wool.

The Inca suspension bridges achieved clear spans of at least 150
feet, probably much greater. This was a longer span than any
European masonry bridges at the time. The longest Roman bridge in
Spain had a maximum span between supports of 95 feet. And none of
these European bridges had to stretch across deep canyons.

The Peruvians apparently invented their fiber bridges independently
of outside influences, Dr. Ochsendorf said, but these bridges were
neither the first of their kind in the world nor the inspiration for
the modern suspension bridge like the George Washington and
Verrazano-Narrows Bridges in New York and the Golden Gate in San
Francisco.

In a recent research paper, Dr. Ochsendorf wrote: "The Inca were the
only ancient American civilization to develop suspension bridges.
Similar bridges existed in other mountainous regions of the world,
most notably in the Himalayas and in ancient China, where iron chain
suspension bridges existed in the third century B.C."

The first of the modern versions was erected in Britain in the late
18th century, the beginning of the Industrial Revolution. The
longest one today connects two islands in Japan, with a span of more
than 6,000 feet from tower to supporting tower. These bridges are
really "hanging roadways," Dr. Ochsendorf said, to provide a fairly
level surface for wheeled traffic.

In his authoritative 1984 book, "The Inka Road System," John Hyslop,
who was an official of the Institute of Andean Research and
associated with the American Museum of Natural History, compiled
descriptions of the Inca bridges recorded by early travelers.

Garcilasco de la Vega, in 1604, reported on the cable-making
techniques. The fibers, he wrote, were braided into ropes of the
length necessary for the bridge. Three of these ropes were woven
together to make a larger rope, and three of them were again braided
to make a still larger rope, and so on. The thick cables were pulled
across the river with small ropes and attached to stone abutments on
each side.

Three of the big cables served as the floor of the bridge, which
often was at least four to five feet wide, and two others served as
handrails. Pieces of wood were tied to the cable floor. Finally, the
floor was strewn with branches to give firm footing for beasts of
burden.

More branches and pieces of wood were strung to make walls along the
entire length of the bridge. The side covering, one chronicler said,
was such that "if a horse fell on all fours, it could not fall off
the bridge."

Still, it took a while for the Spanish to adjust to the bridges and
to coax their horses to cross them. The bridges trembled underfoot
and swayed dangerously in stiff winds.

Ephraim G. Squier, a visitor to Peru from the United States in the
1870s, said of the Apurimac River bridge: "It is usual for the
traveler to time his day's journey so as to reach the bridge in the
morning, before the strong wind sets in; for, during the greater
part of the day, it sweeps up the Canyon of the Apurimac with great
force, and then the bridge sways like a gigantic hammock, and
crossing is next to impossible."

Other travelers noted that in many cases, two suspension bridges
stood side by side. Some said that one was for the lords and gentry,
the other for commoners; or one for men, the other for women.

Recent scholars have suggested that it was more likely that one
bridge served as a backup for the other, considering the need for
frequent repairs of frayed and worn ropes.

The last existing Inca suspension bridge, at Huinchiri, near Cuzco,
is virtually rebuilt each year. People from the villages on either
side hold a three-day festival and gather stiff grasses for
producing more than 50,000 feet of cord. Finally, the cord is
braided into 150-foot replacement cables.

In the M.I.T. class project, 14 students met two evenings a week and
occasional afternoons to braid the ropes for a Peruvian bridge
replica 60 feet long and 2 feet wide. They were allowed one
important shortcut: some 50 miles of twine already prepared from
sisal, a stronger fiber than the materials used by the Inca.

Some of the time thus gained was invested in steps the Inca had
never thought of. The twine and the completed ropes were submitted
to stress tests, load-bearing measurements and X-rays.

"We have proof-tested the stuff at every step as we go along," said
Linn W. Hobbs, a materials science professor and one of the
principal teachers of the course.

The students incorporated 12 strands of twine for each primary rope.
Then three of these 12-ply ropes were braided into the major cables,
each 120 feet long — 60 feet for the span and 30 feet at each end
for tying the bridge to concrete anchors.

One afternoon last week, several of the students stretched ropes
down a long corridor, braiding one of the main cables. While one
student knelt to make the braid and three students down the line did
some nimble footwork to keep the separate ropes from entangling,
Zack Jackowski, a sophomore, put a foot firmly down on the just-
completed braid.

"It's important to get the braids as tight as possible," Mr.
Jackowski said. "A little twist, pull it back hard, hold the twist
you just put in."

No doubt the students will escape the fate of Brother Juniper, the
Franciscan missionary in Wilder's novel who investigated the five
people who perished in the collapse of the bridge of San Luis Rey.

Brother Juniper hoped to discern scientific evidence of divine
intervention in human affairs, examples of "the wicked visited by
destruction and the good called early to Heaven."

Alas, he could not; there is some of both good and evil in people.
So his written account was judged heretical. He and his manuscript
were burned at the stake.

If the students' bridge holds, they will have learned one lesson:
engineering, in antiquity as now, is the process of finding a way
through and over the challenges of environment and culture.

FUENTE:

http://www.nytimes.com/2007/05/08/science/08bridg.html?pagewanted=1&ei=5088&en=0861da33a58d9746&ex=1336276800&partner=rssnyt&emc=rss